El pasado 20 de diciembre de 2023, se publicó en el Boletín de la Diputación de Badajoz, la concesión de una subvención a la Fundación ALUCOD, destinada a proyectos orientados a la mejora de la salud mental. El programa subvencionado se denomina: APOYO A PACIENTES Y FAMILIARES CON TRASTORNO MENTAL GRAVE.
Las personas con trastorno mental grave presentan un amplio y complejo abanico de necesidades y problemáticas, que requieren de una adecuada atención comunitaria. Se hace imprescindible atender no sólo a los aspectos clínico-psiquiátricos, sino también las diferentes dificultades psicosociales con el fin de evitar situaciones de deterioro y marginación, y de procurar posibilidades y oportunidades efectivas de rehabilitación e integración social normalizada en la comunidad.
Contempla un abordaje multidisciplinar entre todos los profesionales implicados (psicólogos, psiquiatra, integrador social, trabajador social …) y en coordinación con otros servicios sanitarios y comunitarios de la zona. La intervención está enfocada desde el trabajo en equipo. Las funciones y responsabilidades de cada profesional están bien definidas, para permitir una adecuada organización del trabajo.
Se persigue la recuperación biopsicosocial de las personas con trastorno mental grave.
Además, se pretende involucrar al entorno más cercano de la persona, en el tratamiento que está realizando. Se pretende que las personas implicadas (a ser posible voluntariamente) se den cuenta de su propia contribución al problema y de los cambios positivos que pueden realizar, y mejoren sus pautas de comunicación e interacción, de cara a la resolución del problema. Se proporcionan indicaciones y recomendaciones específicas para cada caso.
Es por ello que dispondremos de un Programa Psicoeducativo para familiares propio, que pretende dotar a las familias de recursos, habilidades y capacidades suficientes que minimicen el impacto de la enfermedad mental en el funcionamiento familiar.
La psicoeducación con las familias ha resultado efectiva para reducir las recaídas de los pacientes, sus síntomas psicóticos, o el aumento de la competencia de los familiares en el manejo de la enfermedad (Mayorales, 2000 y Vallina y Lemos, 2001).
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